martes, 11 de enero de 2011

Un ejemplo de lo que no es comparable, ' Tótem y tabú'...


            Cuando el año pasado cursé una asignatura titulada ‘Política comparada’,  me quedé completamente extrañada y preocupada por la ‘alegría’ y ‘ligereza’ con la que la profesora hablaba de aquel ‘método comparativo’ cuyo objeto era ‘la política’.
Sin duda, me pareció una materia cuyos contenidos resultaban tan acríticamente y simplemente tratados, que el intento de centrar la explicación en metodología aplicada a X objetos, resultaba que ni se explicaba con rigor el método ni el objeto.
En estas líneas únicamente me haré cargo de uno de los errores que, a mi juicio, es clave a la hora de comprender que ‘no todo es comparable’ ni las relaciones (sin duda cuando se relaciona, se compara) entre objetos/fenómenos políticos o sociales son naturales e intrínsecas al propio funcionamiento de ‘lo social’; de modo que, siempre, y en cualquier caso, ‘lo naturalmente’ evidenciado por el observador resulta fruto de nuestro pensamiento y entendimiento y las relaciones serán transversalmente mediadas por lo que nuestra razón y sentido nos quiera evidenciar.
            Así, Analizo la obra de Freud ‘Tótem y Tabú’ que, para mí, contiene uno de los mayores  (pre)juicios antropológicos que han determinado nuestra idea de ‘progreso’ y que Freud infiere de comparar ‘lo biológico’ y ‘ lo social’ como elementos naturalmente dados en un sentido y una dirección determinada de ‘evolución’. Análisis con el que pretendo argumentar que debemos tener mucho cuidado con lo que comparamos y cómo lo hacemos, ya que, como la obra de Freud, los resultados del estudio, pueden pasar a formar parte de nuestro sentido común, y naturalizar así algo, que es sólo fruto de nuestro entendimiento lógico ( críticamente revisable).
De este modo, en las siguientes líneas desarrollaremos, por un lado, el complejo método de investigación que Freud  utiliza para explicar el nacimiento de la sociedad, cultura y religión y, por otro lado,  las conclusiones extraídas en el análisis del sistema totémico.
            En primer lugar, intentaremos plantear las dos preguntas que orientarán nuestro trabajo; siendo estas:
            - A partir del método de investigación utilizado por Freud en ‘Tótem y Tabú’, ¿qué concepto de la evolución de las sociedades queda explicitado en su obra?
            - Así mismo, ¿cuáles son las consecuencias de la aplicación de dicho esquema interpretativo en la consideración del totemismo?

            Primeramente, hemos de hacernos cargo de la importancia que tiene el sistema simbólico en los estudios de Freud, esto es, desde su concreta metodología de análisis Freud afirma que, el simbolismo del inconsciente propio de los sistemas neuróticos, está enraizado en el lenguaje que sustenta el discurso cultural de las distintas sociedades; de tal modo que,  los esquemas de la neurosis experimentados individualmente están, al mismo tiempo, siendo comunicados y transmitidos como representaciones simbólicas  de forma colectiva.
            Es decir, si partimos de la precomprensión de que es posible comparar fructíferamente el esquema de la neurosis como mecanismo que subyace en  las representaciones simbólicas que construyen el sistema sociocultural, podremos explicar el origen y el funcionamiento de dichos sistemas socioculturales, entre ellos la religión y la organización política.
            Implícito en este método de investigación antropológico, se encuentra la idea de que las sociedades humanas ‘progresan’ en un sentido no sólo cronológico sino evolutivo. Me explico,  en la obra de Freud ‘Tótem y Tabú’ Freud sienta las bases de su estudio en la consideración de que los cambios en las sociedades, así como la existencia de diferentes formas de organización, son referidas a distintos momentos en la evolución de la sociedad, entendiendo que  existe una progresión hacia estados mas avanzados de civilización.
Es esta idea, implícita en todas las conclusiones de su obra, la que efectivamente legitima su método de análisis, y es que, si partimos de que es posible establecer una comparación entre los procesos psicológicos individuales y los procesos socioculturales, aceptamos que  la vida psíquica del individuo es comparable con la evolución de las sociedades, es tanto en cuanto, los procesos psicológicos y neurosis propia de las diferentes etapas de la vida humana tiene su correspondiente correlato en las diferentes etapas de la evolución de la sociedad. Estableciendo, consecuentemente, una analogía  entre la vida mental de los individuos infantiles y los procesos culturales, religiosos y políticos de los pueblos primitivos, entendidos estos como una fase ‘anterior’ de la civilización.
Freud dirá “la vida psíquica de estos pueblos adquiere para nosotros un interés  particular cuando vemos en ella una fase anterior, bien conservada, de nuestro propio desarrollo”.

Las consecuencias o, en cualquier caso, los precedentes de esta concepción de la evolución humana,  no me dispondré a discutirlos en el presente escrito, aunque sí apuntaré que es un problema destacable y relevante en las distintas perspectivas y enfoques de la antropología cultural derivados de las críticas al etnocentrismo que subyace en las ideas de Freud.

Por lo que hace referencia a la segunda pregunta que propusimos a fin de orientar nuestro trabajo, efectivamente transponer conclusiones en el campo del psicoanálisis al estudio de la sociología histórica y la antropología conlleva mantener en consideración la tesis de Freud por la cual los procesos neuróticos propios de la infancia de los individuos son la base que fundamenta el análisis de los esquemas simbólicos y culturales de los pueblos primitivos.
Desde esta perspectiva, afrontamos el modo en que Freud explica cómo se relacionan el totemismo y la exogamia; transmutando estos dos mecanismos culturales del campo de “lo social” a los procesos psíquicos del individuo en su etapa infantil. Más concretamente, la hipótesis de Freud que sostiene que la institución social del totemismo  establece las medidas para suprimir los deseos y neurosis propias de ‘la infancia de la raza’; ponen de manifiesto la siguiente correlación: El sistema totémico como mecanismo de supresión de los deseos edípicos.
Esto es, por un lado, el tótem como símbolo y desplazamiento del padre y por tanto como sistema que frena el deseo de “muerte del padre”; y, por otro lado, la exogamia por la que se prohíbe casarse con individuos del mismo tótem como mecanismo de contención del deseo de “casarse con la madre”.
Cabría apuntar que sería necesario desarrollar dos de los supuestos que Freud trata con profundidad en su obra, para conformar y sustentar con mayor profundidad lo expuesto, es decir, cómo asumir que los individuos primitivos sufren la necesidad constante de control y defensa precisamente por la misma razón que el neurótico cree que es peligroso (creencia de que los deseos son hechos) y cómo la concepción edípica de la neurosis se establece por el esquema Eros/Thanatos como impulsos explicativos de las acciones humanas.
Pero para lo que propusimos al comienzo del escrito, con  lo aquí expuesto resulta suficiente para concluir, efectivamente, que el método de análisis puede afrontarse desde una perspectiva crítica; evidenciando la concepción  etnocéntrica que subyace en la precomprensión de la evolución de las sociedades como un proceso progresivamente unilineal, y proponiendo el relativismo cultural  como «mirada» desde la cual asumir los escritos de Freud, sin, por ello, obviar la importancia y relevancia de las conclusiones que en la obra de Freud quedan manifiestamente afirmadas.

“en los trabajos de los etnólogos, e incluso de los grandes etnólogos, se ha establecido esta dicotomía entre las estructuras por una parte (lo que es pensable) y el acontecimiento por otra parte, que sería el lugar de lo irracional, de lo impensable (…)”
“ No se trata de situarlo todo en un cierto plano que sería el del acontecimiento, sino considerar que existe todo un escalonamiento de tipos de acontecimientos diferentes que no tienen ni el mismo alcance, ni la misma amplitud cronológica, ni la misma capacidad de producir efectos”.[1]


[1] FOUCAULT, M. (2007), Un diálogo sobre el poder y otras conversaciones. Madrid: Alianza Editorial.

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